Esta semana se habla de mil víctimas, nuevamente sin nombre, pero para mí, para nosotros, para el papa Francisco, para cualquier ser humano con un mínimo de sensibilidad, aunque no conozcamos sus nombres se nos conmueven las entrañas, decimos un rotundo ¡basta! a esta tragedia y reivindicamos que nos tomemos en serio el grito silencioso de los desaparecidos en las frías aguas.

¡Por el amor de Dios!, que la comunidad internacional deje de lado la hipocresía y ponga justicia en lo que es una vergüenza repetida e inadmisible! Son mil rostros, mil biografías truncadas, mil esperanzas que no han llegado a puerto. Os dejo con algunos versos. Un abrazo fraterno desde Vélez de Benaudalla.